La raíz del olivo, hasta en los apellidos
El olivo traspasa el tiempo y viaja por la historia de varios milenios dejando su impronta en la agricultura, la alimentación, la salud, el comercio, la socialización, la cultura y también en un legado de padres a hijos. No se trata de una herencia meramente material, ni de fánegas o latifundios de olivares que se atesoran de generación en generación. Se trata de algo más profundo que define al individuo y lo ata a sus ancestros pese al paso del tiempo: los apellidos.
En esa seña de identidad con la que el hombre da testigo de sus raíces, vuelve a cobrar protagonismo el olivo y su fruto, la aceituna en todas sus acepciones. Este árbol milenario se cuela en la onomástica a partir del siglo XV, cuando se consolidan los apellidos hereditarios, cuando se impuso la obligatoriedad de hacer constar en los libros parroquiales los nacimientos y defunciones.
Desde entonces, apellidos derivados del olivo y de su fruto han viajado a lo largo de la historia hasta la actualidad, en la que sólo en España más de 54.000 personas comparten apellidos unidos por una misma raíz etimológica: ole u oli. Según informa la agencia granadina Oleociencianews, esta raíz proviene del Mediterráneo oriental y ha seguido el curso geográfico y lingüístico de las lenguas latinas. En el lado opuesto del Mediterráneo, las culturas semíticas parten de la raíz zait o zeit, que derivó en az-zeitun en árabe y aceitunero o aceituna en castellano. Nombres que están presentes en los apellidos de más de 4.000 españoles.
La palabra olivo y oliva viene del latín olea, que a su vez proviene del griego eala. Más allá de esta designación se encuentra el celta olwe o eol. La misma raíz lingüística está también en el cretense elaiwa y más allá de todas, en las lenguas semíticas con la raíz ulu. Parece ser que el nombre cretense irradia hacia el Ática como lathi y hacia Grecia continental como elies, pasa a la península italiana como oli y se expande por los Balcanes como eli. Es fácil encontrar esta raíz en las lenguas latinas como el italiano olio, el catalán oli, el francés huile o el castellano olivo-oliva.
Entre los más de 8.000 años de historia del árbol conocido como el "líquido de oro", hay un hito en la Edad Media cuando la onomástica se empobrece y nace el apellido hereditario, lo que genera la conservación en la raíz etimológica de la palabra que, a su vez, se convierte en nombre.
Los apellidos que acompañan al nombre de pila nacen de distintas fuentes: el nombre del padre, el apodo o el sobrenombre, la profesión, el título o la procedencia. Los apellidos derivados del olivo surgieron del ámbito de las profesiones.
Profesiones o posesiones que han sobrevivido a lo largo de los años en apellidos como Aceituna, Olivas; Olibares, Olivares, Olivar, Olivares, Oliva, Olivo, Olivé, Oliveira, Olives, Acebuche y Aceituno. De todos ellos, es el apellido Olivas el que mayor presencia tiene en España, donde 23.082 personas lo comparten. Olivares le sigue a distancia con 15.723 y el resto oscila entre los 105 de Aceitunas y los 4.918 Oliveira.
(Publicado en el diario Granada Hoy del 15/08/08)
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